1 Samuel 15 Un día Samuel le dijo a Saúl: «El Señor me envió a ungirte como rey sobre su pueblo Israel. Así que pon atención al mensaje del Señor. 2 Así dice el Señor Todopoderoso: “He decidido castigar a los amalecitas por lo que le hicieron a Israel, pues no lo dejaron pasar cuando salía de Egipto. 3 Así que ve y ataca a los amalecitas ahora mismo. Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no les tengas compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos, toros y ovejas, camellos y asnos.”
Cuando Dios da una orden, asigna una tarea… no se puede pensar en el viabilidad o no, en si se hace o no. Ya antes de obtener un resultado, Dios sabe lo que pasará en la vida de cada uno. Así ocurre con la ley escrita que le dejo Dios a Moises, no se pueden hacer interpretaciones falsas o inconclusas, el Señor no hace las cosas al azar, todo está escrito por Él y se deben seguir las normas para llevar una vida Cristiana en bendición.
1 Samuel 15 es un ejemplo de una orden. Dios unge a Saúl a través de Samuel para tener potestad sobre Israel y enviarlo a “…castigar a los Amelecitas… ahora mismo”. Además de decirle lo que debia hacer, le dijo para cuando lo debía hacer, “…ahora mismo”, no es para mañana o para cuando tengas tiempo para Dios. Así como le da una orden, le da las instrucciones necesarias para cumplir su tarea. 1 Samuel 15:3“…Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no les tengas compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos, toros y ovejas, camellos y asnos.”, es decir, no traigas nada, no dejes nada, no pienses en hacer las cosas por tu cuenta, no te coloques a inventar… la orden era clara, sin espacio para la duda o la curiosidad personal.
Esto debe ampliarse a cada ámbito de nuestras vidas, los jovenes tienden a desobedecer a sus padres en cosas tan sencillas como “Arreglar las sabanas de la cama” y muchas veces la respuesta es “¿Para qué? Luego la voy a desordenarlas de nuevo”. Imagina una mañana rutinaria donde te levantas y antes de salir a tus estudios, no consigues el desayuno acostumbrado en la mesa, te diriges a la cocina esperando que esté allí y no lo consigues, todas las ollas están limpias, no hay indicios que tu madre te haya servido o preparado algo, vas a su cuarto y le preguntas ¿Y mi desayuno? Y tu madre te responde “¿Para qué te doy comida en la mañana si a medio día tendrás hambre nuevamente?”. Hay muchos ejemplos más, -Mamá se me rompió el pantalón, ¿Me compras otro? -¿Para que hijo? Ese que te compre lo vas a romper también… Igual podría ser con la esposa o esposo solo se deben cambiar los términos.
La obediencia debe comenzar en nuestra casa, al desobedecer a nuestros padres, esposos o esposas, también estaremos desobedeciendo a Dios y la desobediencia trae consecuencias, muchas veces consecuencias no esperadas.
1 Samuel 15:9 “Además de perdonarle la vida al rey Agag, Saúl y su ejército preservaron las mejores ovejas y vacas, los terneros más gordos y, en fin, todo lo que era de valor. Nada de esto quisieron destruir; sólo destruyeron lo que era inútil y lo que no servía”
¿No había Dios dicho una orden específica?. Las tentaciones siempre van a estar presentes y se debe que estar atentos, con los ojos y oidos puestos en cada cosa que ocurre a fin de evitar desobedecer.
1 Samuel 15:10 “La palabra del Señor vino a Samuel: 11 «Me arrepiento de haber hecho rey a Saúl, pues se ha apartado de mí y no ha llevado a cabo mis instrucciones.»“.
Al desodecer a Dios, no solo estamos pecando por no seguir una orden si no que nos apartamos de Él, perdemos la unción, la autoridad…
1 Samuel 15:13 “Cuando Samuel llegó, Saúl le dijo: —¡Que el Señor te bendiga! He cumplido las instrucciones del Señor. 14 —Y entonces, ¿qué significan esos balidos de oveja que me parece oír? —le reclamó Samuel—. ¿Y cómo es que oigo mugidos de vaca?”
La desobedicencia lleva casi de forma automática a la mentira, queriendo o no, se miente, “He cumplido…” ¿Realmente cumplió? ¿Cuál era la orden?. -Hijo ¿Ordenaste tu cuarto? – Si mamá. ¿Y recogiste la ropa debajo de tu cama? -No. ¿A quién no le ha pasado esto? Que nos piden hacer algo y no hacemos las cosas por completo. Imagina tu desayuno a medias…
1Samuel 15:20 —¡Yo sí he obedecido al Señor! —insistió Saúl—. He cumplido la misión que Él me encomendó. Traje prisionero a Agag, rey de Amalec, pero destruí a los amalecitas. 21 Y del botín, los soldados tomaron ovejas y vacas con el propósito de ofrecerlas en Guilgal al Señor tu Dios.
Creo que se podría llamar “rebeldía doble” a las respuesta de Saúl. Además de desobedecer se incurre en la rebeldía que se manifiesta en alzar la voz y buscar “Tener la razón” con escusas. Y ante eso, quién ejerza autoridad sobre nosotros, responderá muy parecido a 1Samuel 15:22 ”…¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más que la grasa de carneros.”
No importa lo mucho que te esfuerces por hacer las cosas bien, si cumples una orden, tal y como se te envió, agradarás a quién debes hacerlo. Dios no juega a ver si haces las cosas bien o mal cuando te hace una orden, Él siempre esperará lo mejor de tí para glorificar su nombre a través de tu tarea y mostrar sus bendiciones. Pero como toda acción lleva una responsabilidad, en el caso de Saúl su reveldía fué sacada a la luz 1 Samuel 15:23 “La rebeldía es tan grave como la adivinación, y la arrogancia, como el pecado de la idolatría. Y como tú has rechazado la palabra del Señor, Él te ha rechazado como rey.”
El rechazar la palabra de Dios, te saca de su lista de bendecidos, ungidos, con autoridad. “Él te ha rechazado como rey”. Luego de colocar autoridad sobre Saúl, él mismo la pierde por no respetar la autoridad que le fué impuesta. Y no bastando con eso Samuel dijo 1 Samuel 15:31 “…Tráiganme a Agag, rey de Amalec. Agag se le acercó muy confiado, pues pensaba: Sin duda que el trago amargo de la muerte ya pasó. 33 Pero Samuel le dijo: —Ya que tu espada dejó a tantas mujeres sin hijos, también sin su hijo se quedará tu madre.”
Fue Samuel quién tuvo que terminar la tarea encomendada a Saúl y quién no agrado a Dios por incumplir la orden. Eso mismo ocurre en casa, ¿Quién terminar ordenando tu cuarto? Pero ¿De quién es responsabilidad?. El agrado de Dios debe buscarse en casa cosa que se haga, desde lo más sencillo a lo más complejo, preguntate antes de hacer las cosas ¿Esto le agradará a Dios? ¿Se glorificará su nombre al terminar de hacer las cosas a mi manera? O simplemente debo ser obediente para recibir bendición.